Estaba en el autobús con el equipo de regreso de las finales, nos habríamos llevado el trofeo del primer lugar de no ser por un error del árbitro, pero igual estábamos felices y cansados de tan larga jornada. Nos dormimos mientras el vehículo se balanceaba suavemente. Ya era de noche, cuando una luz que se intensificó se filtró por una rendija de la cortina sobre la que me recargaba y después... solo oscuridad. El sonido de las olas me despertó en un pasillo de mármol, por encima de mi cabeza podía oír el agua, ¡el techo estaba hecho de agua!, las columnas que lo sostenían eran de mármol con venas de oro. Avancé por ese pasillo hasta que se comunicó con una especie de mausoleo, éste tenía un techo del mismo material que el piso, cerca de la cúpula había una saliente, donde estaba una cosa enorme, de plumas negras que sollozaba. Esa cosa parecía percatarse de mi presencia, por lo que se movió y partió en dos para mostrarme a una figura humana envuelta en cadenas de plata y obsidiana a
Aquella tarde cuando volví a mi lugar de origen. Todo parecía igual excepto la panadería que estaba frente a la escuela. Estaba cerrada. Qué mal día, pensé, pues tenía ganas de comprar mis galletas favoritas antes de llegar a casa. Ahora estoy estancada en unas “vacaciones” previas a un empleo conseguido por medio de sus contactos en una licorería. Para colmar el vaso, varios de mis familiares y amigos trataron de usarme para conseguir descuentos, con una sonrisa amorosa y mi dedo anular los mandaba a la verga. Me importaba un pepino sus maldiciones y predicciones de qué me hiba a morir. Un día el dueño me presentó a su hijo, un joven que no consiguió trabajo acorde a su nivel edcucativo y tuvo que resignarse a heredar el negocio familiar si quería sobrevivir. Ni siquiera disimuló cuando dijo que yo estaba al borde de la edad ideal para dejar descendencia, entre otras cosas. Terminamos obligados a ir a un bar ese fin de semana. Tras varios tragos, supe que no teníamos nada en común y
Despierta en un laberinto de corredores, aulas y ventanas, encuentra la salida en un aparente callejón sin salida, escapando de un persecutor en un juego del gato y el ratón. Tras esconderse en un armario, encuentra que está abierto en la parte superior lo que lo conecta con otro laberinto, ahora una serie de oficinas interconectadas, se cruza con una chica que deambulaba en este recinto, pero al entrar en contacto ésta desaparece y en su mente aparecen recuerdos, ella sabe la salida, se guía por ello y llega a una oficina con una ventana abierta, afuera, hay una baranda con varias personas apostadas, todos le miran curiosos, sus rostros son similares entre sí, aún cuando sus géneros varían. “Hey, es 2%” bienvenido al final del camino”. 2% mira bajo, está lejos del piso, si saltara desde ahí podría herirse, o quizá no. Los recuerdos de la chica le indican que puede volar, salta al vacío ante la atónita mirada de los espectadores, alas se despliegan en su espalda y vuela sobre las